El nacimiento
de una nueva
certificadora
forestal.
A partir de la labor en conjunto
de FAIMA, AFOA, y Fabricantes
de Celulosa y Papel, se está trabajando en la creación de un
nuevo sello forestal homologado
con normas europeas
Hace meses ya que se inició la
discusión pública de la norma
de gestión forestal sostenible
en la República Argentina. Siguiendo
a Chile y Brasil, países que cuentan
con un sistema de certificación forestal
nacional con reconocimiento
PFSC (Sistema Paneuropeo), Argentina
aspira a poder lograrlo. Un paquete
de normas ya está disponible
a discusión pública, la de gestión
forestal sostenible. Asociaciones y
cámaras sectoriales se encuentran
trabajando en la organización del
organismo que debe administrar el sistema, ya que ésta es una condición
indispensable exigida por el PFSC.
El Ingeniero Barros, asesor de CADAMDA,
comentó sobre el proyecto: “Se está haciendo un sello propio de
certificación forestal, aprobado por
IRAM, y que se va a homologar con
la marca internacional PFSC, que
son las normas europeas. Para ello se
creó una entidad, formada por Fabricantes
de Celulosa y Papel, FAIMA y
AFOA. El próximo paso es lograr la
membrecía con las normas europeas.
Para eso es muy importante el apoyo
del estado argentino, ya que necesitamos
aprobarla. Con las normas
FSC, van a ser las que puedan optar
los productores, individualmente
o en forma conjunta. La única hoy
en día es FSC, pero ya hay algunas
empresas interesadas y dispuestas a
hacerlo por las nuevas.”
Las normas existentes en nuestro
país actualmente son las FSC, que
significa Forest Stewardship Council.
Su traducción en español es Consejo
de Manejo Forestal. Ésta asociación
internacional sin fines de lucro promueve
desde hace más de 10 años la
explotación forestal responsable de los bosques mundiales y ha creado un
plan de certificación internacional para
identificar los productos provenientes
de bosques correctamente manejados.
Barros explicó la diferencia: “A
diferencia de las FSC, las normas nuevas
son equivalentes a las europeas y
se van a poder hacer por región, con la
participación del estado con el INTA.
Las FSC son internacionales, pero
lo que hacen es hacer consorcios de
pequeños productores, y no puede
participar el estado. No es por zona
ni por región. Tienen requerimientos
parecidos pero FSC no reconoce a las
normas de PFSC. Esto va a hacer que
los costos se disminuyan, y que más
productores puedan certificar. Esto
se debe a que hoy en día para muchas
Pymes se les hace muy complicado
hacerlo por su precio, y además hay
que sostenerlo en el tiempo.”
Luego de varios meses de arduo trabajo,
el Ingeniero completó diciendo
cuáles son las necesidades que tienen
que ser resueltas para que todo se
lleve a cabo con responsabilidad: “El
sector privado, desde enero hasta
ahora, lleva aportado más de 90 mil
pesos, entre las tres organizaciones.
CERFOAR, la unión de las tres agrupaciones,
se formó para este fin,
que abarca desde el bosque hasta los
consumidores, pasando por los vendedores.
Hoy parece poco importante,
pero los requerimientos mundiales
son cada vez mayores. Y si una empresa
pudiera certificar a un precio razonable,
esto le daría un ordenamiento
importante a la empresa misma.”
Los libros también
cumplen las normas FSC
El título del primer libro que cumple
con la certificación internacional, y que fue presentado el pasado 2 de
mayo en la Feria del Libro de Buenos
Aires, es “Perdonen mi optimismo”,
de Juan Carr y Yanina Kinigsberg.
Los autores de la obra cuya temática
pretende incentivar a construir un
mundo mejor pidieron expresamente
a la editorial que utilizara este papel,
para que así se mantuviera una coherencia
entre las palabras transmitidas
y el formato donde se las transmite.
Greenpeace ya festeja la innovación
de la editorial Planeta siendo más de
70 las editoriales en el mundo que
se han unido a la propuesta de la
asociación y espera que muchas más
se sumen a esta causa. La primera
revista en Argentina que sigue las
normas FSC fue publicada en el 2007
y corresponde a la fundación Vida Silvestre.
Es ampliamente aceptado que los recursos
forestales, y las tierras relacionadas
con ellos deberían ser manejados
para atender a las necesidades
sociales, económicas, ecológicas,
culturales y espirituales de las generaciones
presentes y futuras. Asimismo,
la creciente toma de conciencia
del público acerca de la destrucción
y degradación de los bosques, ha llevado
a los consumidores a exigir que
sus adquisiciones de madera y otros
productos forestales no contribuyan
a aumentar esta destrucción, sino
que más bien ayuden a asegurar los
recursos forestales para el futuro.
Como respuesta a esta demanda,
han proliferado Programas de Certificación
y de Autocertificación para
productos de madera. Es así como
nacen las nuevas normas argentinas
de certificación forestal.
Fuentes: Asora, FSC International, Greenpeace.